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La vida misma o el tamaño de tu coche

Iniciado por Jaume, 16 de Marzo de 2009, 16:45:19 PM

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Jaume

 

Una de las cosas más lamentables que te pueden pasar como varón es ser feo y no tener coche, como es mi triste caso.

El coche es un accesorio necesario para la mayoría de las personas y, en el caso de los hombres, es además un refuerzo de su virilidad y un contrapeso muy útil para equilibrar carencias de diversa índole. Para un macho, su coche, como todo el mundo sabe, es la metáfora cromada de su polla. De ahí que pocos hombres tengan un Twingo rosa.

Creedme si os digo que es lamentable, llegado casi a la treintena, tener una cita con una mujer y que ésta tenga que ir a recogerte en su coche. Es muy triste sentarte en el asiento del copiloto, ponerte el cinturón y pasarte el trayecto fascinado por eso que hace con los pies, por cómo mete las marchas, por cómo maneja esa tonelada de metal como si fuera parte de su propio cuerpo. Hace que te sientas como la puta reina del instituto y eso, quieras que no, te genera un montón de inseguridades (más).

Con el tiempo, a los hombres feos que no tenemos coche se nos empieza a poner cara de cheerleaders feas. Nos convertimos en la amiga gorda y bizca de la protagonista, ésa que desde el principio sabes que está destinada a acabar sus días como camarera en un Kentucky Fried Chicken.

Ni siquiera podemos sublimar nuestro odio contra el prójimo llamando hijoputa a un ciclista. Bueno, sí podemos hacerlo, pero tendría que ser desde la acera, con el consiguiente riesgo de que el ciclista se baje de la bici y te dé una somanta de hostias.

En los casos más extremos, el coche no es sólo la reafirmación de la masculinidad, es la masculinidad en sí misma. Imagínate a James Bond comprando un bono de metro y entenderás de qué te hablo. Los feos sin coche tampoco podemos fantasear con ser héroes de acción porque, claro, nadie puede salvar el mundo moviéndose en transporte público.

Tengo casi 30 años, acabo de renovar mi carnet de conducir, y puedo decir con orgullo que hace una década que no toco un volante. Ni siquiera recuerdo el orden de los pedales.

Cuento esto porque, mientras hacía el test psicotécnico, tuve una epifanía. Al tiempo que un señor calvo con bigote comprobaba mi reacción ocular con una lupa, me di cuenta de que ser feo y no conducir no es un handicap sino un estatus. Una Orden selecta y secreta a la que sólo un puñado de hombres pertenecemos, algo que no debe avergonzarnos, sino llenarnos de orgullo. Nada de metáforas fálicas. Asumimos el tamaño de nuestro pene con naturalidad, no necesitamos montarnos en él y ajustar los retrovisores. No somos nuestra polla. No somos sus esclavos. Somos libres.

Y en aquel momento, nada más comprender esto, miré al señor calvo con bigote y le dije:

-Sé que nunca me follaré a la reina del baile. Es el precio por formar parte de la Orden. Pero, ¿sabe qué?, es un precio pequeño por un honor tan grande.

Él asintió, sin duda convencido, y me dijo que, si era tan amable, pasara a la revisión auditiva.

ainda

no tendrá coche, pero suelta verdades como puños en el blog. y destila humor negro a raudales

http://www.mimesacojea.com/2008/10/feo-y-sin-coche.html

:D
Saludines
ainda

smartera orgullosa de serlo: city-coupé pure 55 '01 -> fortwo passion ainda CDI '04